EL hombre en busca del sentido
-Quien tiene un
porqué para vivir, casi siempre encontrará el cómo.
-La última de las
libertades humanas es elegir la actitud ante un conjunto de circunstancias.
-Hay cosas que
deben hacerte perder la razón, o entonces no tienes ninguna razón que perder.
-Ante una
situación anormal, una conducta anormal constituye una respuesta normal.
-Nunca olvidaré
una noche en la que me despertaron los gemidos de un prisionero amigo, que se
agitaba en sueños, obviamente víctima de una horrible pesadilla. Dado que desde
siempre me he sentido especialmente dolorido por las personas que padecen
pesadillas angustiosas, quise despertar al pobre hombre. Y de pronto retiré la
mano que estaba a punto de sacudirle, asustado de lo que iba a hacer.
“Comprendí en seguida de una forma vívida, que ningún sueño, por horrible que
fuera, podría ser tan malo como la realidad del campo que nos rodeaba y a la
que estaba a punto de devolverle.”
-En la mayoría de
los prisioneros, la vida primitiva y el esfuerzo de tener que concentrarse
precisamente en salvar el pellejo, llevaba a un abandono total de lo que no
sirviera a tal propósito, lo que explicaba la ausencia total de sentimentalismo
en los prisioneros.
-Esta ausencia de
sentimentalismo en los prisioneros “con experiencia” es uno de los fenómenos
que mejor expresan esa desvalorización de todo lo que no redunde en interés de
la conservación de la propia vida.
-“vae victis” ¡Ay
los vencidos!
- (Las personas
sensibles acostumbradas a una vida intelectual rica) eran capaces de aislarse
del terrible entorno retrayéndose a una vida de riqueza interior y libertad
espiritual. Sólo de esta forma puede uno explicarse la paradoja aparente de que
algunos prisioneros, a menudos los menos fornidos, parecían soportar mejor la
vida del campo que los de naturaleza más robusta.
-Eel amor es la
meta última y más alta a que puede aspirar el hombre. Fue entonces cuando
aprehendí el signidicado del mayor de los secretos que la poesía, el
pensamiento y el credo humanos intentan comunicar: la salvación del hombre está
en el amor y a través del amor. Comprendí cómo el hombre, desposeído de todo en
este mundo, todavía puede conocer la felicidad –aunque sea solo
momentáneamente- si contempla al ser querido.
-“Los ángeles se
pierden en la contemplación perpetua de la gloria infinita.”
-El amor
trasciende la persona física del ser amado y encuentra su significado más
profundo en su propio espíritu, en su yo íntimo.
-“Ponme como
sello sobre tu corazón… pues fuerte es el amor como la muerte”.
-Qué bello podría
ser el mundo.
-“Et lux in
tenebris luces” Y la luz brilló en medio de la oscuridad.
-Me mordía los
labios hasta hacerme sangrar para no reírme al escuchar uno de sus poemas
amorosos y seguramente gracias a ello salvé mi vida.
-Yo diría que la
impresión real que producía todo lo que se relacionaba con lo artístico, surgía
del contraste casi fantasmagórico entre la representación y la desolación de la
vida en el campo que le servía de telón de fondo.
-Los intentos
para desarrollar el sentido del humor y ver las cosas bajo una luz humorística
son una especia de truco que aprendimos mientras dominábamos el arte de vivir.
-Cabría
establecer una analogía: el sufrimiento del hombre actúa de modo similar a como
lo hace el gas en el vacío de una cámara; ésta se llenará por completo y por
igual cualquiera que sea su capacidad. Análogamente, el sufrimiento ocupa toda
el alma y toda la conciencia del hombre tanto si el sufrimiento es mucho como
si es poco. Por consiguiente, el tamaño del sufrimiento humano es absolutamente
relativo, de lo que se deduce que la cosa más nimia puede originar las mayores
alegrías.
-Suerte, es lo
que a uno no le toca padecer.
-El carácter del
hombre quedaba absorbido hasta el extremo de verse envuelto en un torbellino
mental que ponía en duda y amenazaba toda la escala de valores que hasta
entonces había mantenido.
-El “yo” persona
acababa perdiendo sus principios morales.
-Estrechó mi mano
en silencio, a modo de adiós, no para la vida, sino desde la vida.
-En cierta
ocasión, un persa rico y poderoso paseaba por su jardín con uno de sus criados,
compungido éste porque acababa de encontrarse con la muerte, quien le había
amenazado. Suplicada a su amo para que le diera el caballo más veloz y así
poder apresurase y llegar a Teherán aquella misma tarde. El amo accedió y el
sirviente se alejó al galpoe. Al regresar a su casa, el amo también se encontró
a la Muerte y le preguntó: “¿Por qué has asustado y aterrorizado a mi criado?”
“Yo no le he amenazado, solo mostré mi sorpresa al verle aquí cuando en mis
planes estaba encontrarle esta noche en Teherán” contestó la muerte.
-El hombre puede
conservar un vestigio de la libertad espiritual, de independencia mental,
incluso en las terribles circunstancias de tensión psíquica y física.
-El tipo de
personas en que se convertía un prisionero, era el resultado de una decisión
íntima y no únicamente producto de la influencia del campo.
-“Solo temo una
cosa: no ser digno de mi sufrimiento.”
-El sufrimiento
es un aspecto de la vida que no puede erradicarse, como no pueden apartarse el
destino o la muerte. Sin todos ellos la vida no estaría completa.
-Los hombres
realmente grandes, tienen que padecer en la tierra un gran sufrimiento.”
-Únicamente los
hombres que permitían que se debilitara su interno sostén moral y espiritual
caían víctimas de las influencias degenerantes del campo.
-La influencia
más deprimente de todas era que el recluso no supiera cuánto tiempo iba a durar
su encarcelamiento.
-“Una existencia
provisional cuya duración se desconoce” (la vida en un campo de concentración).
-Con el fin de la
incertidumbre venía la incertidumbre del fin.
-El hombre que no
podía ver el fin de su “existencia provisional”, tampoco podía aspirar a una
meta última en la vida.
-La vida afuera,
al menos hasta donde él podía verla, le parecía casi como lo que podría ver un
hombre ya muerto que se asomara desde el otro mundo. El hombre que se dejaba
vencer porque no podía ver ninguna meta futura, se ocupaba en pensamientos
retrospectivos.
-Tales personas
olvidaban que muchas veces es precisamente una situación externa
excepcionalmente difícil lo que da al hombre la oportunidad de crecer
espiritualmente más allá de sí mismo.
-Hay personas que
prefieren cerrar los ojos y vivir en el pasado. Para estas personas la vida no
tiene ningún sentido.
-“La vida es como
ir al dentista. Se piensa que lo peor está por venir, cuando en realidad ya ha pasado.”
[Bismark]
-El hombre tiene
la peculiaridad de que no puede vivir si no mira al futuro: sub specie
aeternitatis.
-La emoción, que
constituye sufrimiento, deja de serlo tan pronto como nos formamos una idea
clara y precisa del mismo.
-El prisionero
que perdía la fe en el futuro –en su futuro- estaba condenado.
-“Me gustaría
contarle algo, doctor. He tenido un sueño extraño. Una voz me decía que deseara
lo que quisiera, que lo único que tenía que hacer era decir lo que quería saber
y todas mis preguntas tendrían respuesta. ¿Quiere saber lo que le pregunté? Que
me gustaría conocer cuándo terminaría para mí la guerra. Ya sabe lo que quiero
decir, doctor, ¡para mí! Quería saber cuándo seríamos liberados nosotros,
nuestro campo, y cuándo tocarían a su fin nuestros sufrimientos.”
“¿Y cuándo tuvo
usted ese sueño?”, le pregunté.
“En febrero de
1945”, contestó. Por entonces estábamos a principio de marzo.
“¿Y qué le contestó
la voz?”
Furtivamente me
susurró:
“El treinta de
marzo.”
Cuando F. me
habló de aquel sueño, todavía estaba rebosante de esperanza y convencido de que
la voz del sueño no se equivocaba. Pero al acercarse el día señalado, las
noticias sobre la evolución de la guerra que llegaban a nuestro campo, no
hacían suponer la probabilidad de que nos fueran a liberar en la fecha
prometida. El 29 de marzo de repente F. cayó enfermo con una fiebre muy alta.
El 30 de marzo, el día que la profecía le había dicho que la guerra y el
sufrimiento terminarían para él, cayó en un estado de delirio y perdió la
conciencia. El 31 de marzo falleció. Según todas las apariencias murió de
tifus.
-Los que conocen
la estrecha relación que existe entre el estado de ánimo de una persona –su
valor y sus esperanzas, o la falta de ambos- y la capacidad de su cuerpo para
conservarse inmune, saben también que si repentinamente se pierde la esperanza
y el valor, ello puede ocasionarle la muerte.
-“Ya no espero
nada de la vida” ¿Qué respuesta podemos dar a estas palabras?
-En realidad no
importa que no esperemos nada de la vida, si no si la vida espera algo de
nosotros.
-En última
instancia, vivir significa asumir la responsabilidad de encontrar la respuesta
correcta a los problemas que ello plantea y cumplir las tareas que la vida
asigna continuamente a cada individuo.
-Una vez nos fue
revelado el significado del sufrimiento, nos negamos a minimizar o aliviar las
torturas del campo a base de ignorarlas o de abrigar falsas ilusiones o de
alimentar un optimismo artificial. El sufrimiento se había convertido en una
tarea a realizar y no queríamos volverle la espalda.
-“Wie viel ist
aufzuldeiden” ¡Por cuánto sufrimiento hay que pasar!
-“Conseguir
mediante el sufrimiento” equivale a lo que otros llaman “conseguir por medio
del trabajo”
-Aquel compañero
que respondió a mi pregunta sobre cómo había vencido el edema, confesando: “Lo
he expulsado de mi cuerpo a base de lágrimas.”
-Una regla del
campo muy estricta prohibía que se tomara ninguna iniciativa tendente a salvar
a un hombre que tratara de suicidarse.
-Cuando se acepta
la imposibilidad de reemplazar a una persona, se da paso para que se manifieste
en toda su magnitud la responsabilidad que el hombre asume ante su existencia.
El hombre que se hace consiente de su responsabilidad ante el ser humano que le
espera con toda su afecto o ante una obra inconclusa no podrá nunca tirar su
vida por la borda. Conoce el “porqué” de su existencia y podrá soportar casi
cualquier “cómo”.
-La influencia
inmediata de una determinada forma de conducta es siempre más efectiva que las
palabras.
-“Was du erlebt,
kann keine Macht der Welt fir rauben”, ningún poder en la tierra podrá
arrancarte lo que has vivido.
-La bondad humana
se encuentra en todos los grupos, incluso en aquellos que, en términos
generales, merecen que se les condene.
-Hay dos razas de
hombres en el mundo y nada más que dos razas: los hombres decentes y los hombres
indecentes.
-La escisión que
separa el bien del mal, que atraviesa imaginariamente a todo ser humano,
alcanza las profundidades más hondas y se manifiesta en el fondo del abismo que
se abrió en los campos de concentración.
-¿Qué es en
realidad el hombre? Es el ser que siempre decide lo que es.
-Su realidad no
penetraba en nuestra conciencia; no podíamos aprehender el hecho de que la
libertad nos perteneciera.
-(La alegría) no
fue más que un destello: todavía no pertenecíamos a ese mundo.
-Literalmente
habíamos perdido la capacidad de alegrarnos y la teníamos que volver a
aprender, lentamente.
-Psicológicamente,
lo que le sucedía a los prisioneros liberados podría denominarse “despersonalización”,
todo parecía irreal, improbable como un sueño.
-Y ahora el sueño
se había hecho realidad. ¿Pero podíamos creen de verdad en él?
-La presión que
durante años había oprimido su mente, desaparecía al fin.
-“Desde mi
estrecha prisión llamé al Señor y él me contestó desde el espacio en libertad.
-También el hombre
que ha sido liberado repentinamente de la prisión espiritual puede sufrir daño
en su salud psíquica.
-Solo muy
lentamente se podía devolver a aquellos hombres a la verdad lisa y llana de que
nadie tenía derecho a obrar mal, ni aun cuando él le hubieran hecho daño.
-El hombre que
durante años había creído alcanzar el límite absoluto del sufrimiento se
encontraba ahora con que el sufrimiento no tenía límites y con que todavía
podía sufrir más y más intensamente.
-Desgraciado de
aquel que halló que la persona cuyo solo recuerdo le había dado valor en el
campo ¡ya no vivía! ¡Desdichado de aquel que, cuando finalmente llegó el día de
sus sueños, encontró todo distinto a como lo había añorado!
-Todos nos
habíamos confesado unos a otros que no podía haber en la tierra felicidad que
nos compensara por todo lo que habíamos sufrido.
-La experiencia
final para el hombre que vuelve a su hogar es la maravillosa sensación de que,
después de todo lo que ha sufrido, ya no hay nada a lo que tenga que temer,
excepto a su Dios.